El llanto de los niños tiene contenidos que varían de acuerdo con su edad y con situaciones específicas.
Al nacer, el primer llanto los provee de oxígeno e infla sus pulmones. Después el niño tiene hambre, sueño, frío, incomodidad o dolor, lo expresa a través del llanto porque en muchas ocasiones los padres u otras personas que los cuidan creen que deben esperar a que se produzca para atenderlo y solo será junto a él cuando se los demanda llorando. Ello favorece que el niño aprecia el llanto en años posteriores, como algo útil para la satisfacción de sus necesidades.